ÉL MATÓ A UN POLICÍA MOTORIZADO: 20 AÑOS DESPUÉS DEL SALTO AL VACÍO

La banda festejó el 20° aniversario de el lanzamiento de su primer álbum

Él Mató a un Policía Motorizado irrumpió en la escena indie-rock de la ciudad de La Plata y con los años se trasladó a la Ciudad de Buenos Aires y a todo el país. Un grupo de amigos crearon una banda en la adolescencia que veinte años después sigue vigente. Esta noche en el Complejo C Art Media reunieron a sus seguidores que agotaron rápidamente las entradas para las tres fechas propuestas, para rendirle homenaje a su primer disco de estudio.

 Esa noche se subieron al escenario para realizar el homenaje a su historia a través de su canal de expresión por excelencia: la música

El ritual se llevó a cabo a la perfección abriendo el concierto con ‘Sábado’, ‘Tormenta Roja’ y ‘Nuestro Verano’ respetando el orden original del álbum con una apertura bien poguera. ‘Escupíme’ llegó para continuar el tracklist seguida por ‘Doctora Muerte’ una de las más festejadas. Este disco homónimo representa una de las etapas más rockeras de la banda, donde la experimentación pasaba por las guitarras distorsionadas al estilo Sonic Youth y una batería que no tenía descanso. Aunque también hubo lugar para algunas baladas como ‘Rock Espacial’ y ‘Guitarra Comunista’, sin perder el protagonismo de la guitarra de Niño Elefante —Gustavo Monsalvo—. La puesta en escena tenía las visuales como centro con edificios derrumbándose, imitando la tapa del álbum, con un manto rojo generado por la iluminación de tonos colorados. La única invitada del show fue Nina Suarez que se sumó en ‘Terrorismo en la Copa del Mundo’. Cerrando el recorrido por la obra completa, la décima canción concluyó el primer tramo del concierto: “Ojos que brillan, están subiendo. Estar tranquilo, es lo que quiero”, gritó ‘Prenderte Fuego’.

Santiago “Motorizado” Barrionuevo, frontman de la banda, no hizo menciones melancólicas sobre el aniversario, ni se mostró especialmente conmovido, solo daba aprobación con su característico pulgar arriba y la palabra “gracias”, tan simple como significativa. Demostraron que esa noche se subieron al escenario con el único propósito de realizar el homenaje a su historia a través de su canal de expresión por excelencia: la música. Sin decorados especiales, sin palabras grandilocuentes ni gestos extraordinarios. Lo genuino se impone y habla su propio lenguaje: el agua salada que emanan los cuerpos arriba y abajo del escenario, que bajo las luces de la puesta en escena la volvía brillante, los gritos de las líricas que llevan dos décadas viviendo en la memoria de sus seguidores y los valientes surfistas que eran transportados por los brazos fuertes que pasaban volando por el venue. Todo eso no se puede fabricar y Él mató tiene la dicha de contar con ello en cada paso de su carrera. 

Dejaron loopeada una distorsión de guitarra que duró todo el intervalo, que sirvió para recuperar la energía después de la seguidilla sin pausa del comienzo. La banda regresó a escena para repasar piezas de toda su discografía comenzando por ‘El Magnetismo’ de La Dinastía Scorpio (2013), ‘La Noche Eterna’ de La Síntesis O’Konor (2017) y ‘El Perro’ de La Otra Dimensión (2019); a esta fiesta estaban todos invitados. La única canción representante de su último álbum Súper Terror (2023) fue ‘Diamante Roto’, algo inusual ya que los últimos lanzamientos en cualquier banda suelen ser los más tocados, pero en esta ocasión el recuerdo fue el protagonista. 

La celebración del salto al vacío

El pogo no tuvo descanso en el C con seguidillas como ‘Nuevos Discos’, ‘Yoni B’ y ‘Amigo Piedra’, este último, otro de los más antiguos de la banda de su EP Un Millón de Euros (2004). Para el encore, ‘Ahora Imagino Cosas’ sonaba bajo visuales multicolores que dejó atrás la estética bloody del comienzo. El tridente del cierre estuvo compuesto por ‘Fuego’, ‘Chica de Oro’ y ‘Mi Próximo Movimiento’ ovacionados por su público. Las primeras veces tienen una sensación inigualable, son saltos al vacío, tomar el riesgo que tiene la potencialidad de convertirte en una de las bandas más importantes de habla hispana. Celebrar es necesario para recordar de dónde venimos, dejar registro de los años transcurridos desde aquel acto fundacional, honrar quienes éramos y también en quienes nos convertimos, descubriendo en la caída libre que la pileta estaba llena de agua.

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