Es difícil determinar el horario indicado para asistir a un show cuando solo se anuncia el horario de apertura de puertas. En este caso el flyer marcaba la cita a las 20 hrs., el show principal dio comienzo pasadas las 23hrs. Dicho de esta forma parece un largo trecho, pero lo cierto es que El Maquinal cuenta con opciones de comida y bebida en su hall y te permite salir a la vereda a fumar un pucho y volver a entrar para amenizar la espera.
La propuesta de esta noche de viernes comenzó con la apertura de Chico Bernardes oriundo de São Paulo-Brasil, que se encuentra por primera vez visitando nuestro país. Subió al escenario con su colorida vestimenta, su guitarra y su portuñol bien logrado. Su música serena era como un mantra guiado por los arpegios que tocaba y parecían nunca detenerse. Se tomó un momento para agradecer la invitación: “Gracias al tipo más loco y misterioso que conocí, un blend entre Don Quijote y Frank Zappa” y se despidió, en sus palabras, esperando que su show nos haya sido útil para algo.

Ese tipo del que hablaba Chico, era Paul Higgs, oriundo de Uruguay, hace algunos años ya instalado en el país, llegó a Maquinal para presentar su último trabajo El Misterio de Paul Higgs (2024) junto a su banda a quien llama “Las Avispas”. Su sonido se conforma por la batería de Ignus más el condimento especial de la flauta traversa que hace sonar Tamara Leschner y Paul en voz y guitarra eléctrica.

El porte de Paul es el de un personaje salido de algún dibujo animado, le brota el arte por los poros, no podría pasar desapercibido si te lo cruzas en alguna vereda. Es alto y le gusta llevar dos trenzas y una boina. Sus zapatos plateados brillaban bajo las luces del escenario y una figura se asomaba en su guitarra. Se trataba de Judee Sill que lleva como amuleto, una de sus grandes idolas de la que habló largo y tendido en una reciente entrevista y hasta confesó tener varios tatuajes en su honor. Cuando un artista te presenta los músicos que le gustan inevitablemente te abre una puerta para conocerlo un poco más y ampliar su universo; una de las llaves del misterio de Paul.

El setlist fue avanzando en el mismo orden que el disco que estaba presentando. En el track 5 ‘Otra Vez De Nuevo’ subieron a escena los primeros invitados para sumar el sonido de los tambores de la grabación original, trayendo sus aires charrúas. Luego hizo su aparición el productor del disco Leandro Lopatín—guitarrista de Turf— sumando su guitarra en ‘Divagar’.

‘Las Nuevas Hippies’ fue una de las canciones más cantadas, la superioridad de un flequillo rolinga y no meterse en fiestas de moda tiene aires de himno entre sus fans. Luego llegaron algunas canciones de etapas anteriores como ‘Triste Millennial’ de Astucia (2020) y ‘Suite N°1 cosmovvisiones’. Paul aprovechaba entre tema y tema para sacar charla con su público, pedirle algún agite particular o hacer algún chiste. Cerca del final empezó a ponerse profundo, comentando como fue su experiencia cuando se mudo a Argentina: “Vivir en la opresiva capital del éxtasis, una plétora infinita de cosmovisiones citadinas y ascensores”. Su ansioso público sediento de más canciones empezó a reclamar que siga con la música, desde el fondo se escuchó un grito: “Dale Paul” que rápidamente el oído afilado de Higgs relaciono con el del comienzo de ‘Crazy train’ de Ozzy Osborne. Atendió a ese reclamo con ‘Sufro’ con un final de tambores que hicieron nuevamente su aparición en escena.

Luego de una breve pausa llegó ‘Ni Ahí’ seguida por ‘Diapositivas’ que fue interrumpida en parte por un nuevo monólogo que empezó a brotar de Paul y otro poco por divisar el pelo de Chico Bernardes entre el público a quien invitó para hacer un tema que compusieron juntos: ‘Tramo Trompa’. Finalmente, retomo la canción que había quedado inconclusa con la ayuda del público haciendo coros a este “gospel rioplatense”. Dejó la guitarra, saltó del escenario y se mezcló entre la gente dándole fin al concierto con más de un misterio inconcluso.
